La elección presidencial en Estados Unidos es el próximo 3 de noviembre, pero el resultado podría tardar más en confirmarse. La elección es muy compleja, ambos partidos plantean que la contienda es la más importante en la historia del país y puede haber impugnaciones por parte de los candidatos. Joe Biden es el favorito según las encuestas, pero tambén lo era Hillary Clinton en 2016. ¿Puede ganar Donald Trump?
Para responderlo, primero hay que hablar del sistema electoral estadounidense. Cada Estado representa una cantidad determinada de puntos —delegados en el Colegio Electoral—. El candidato que gana en el Estado se los lleva todos los puntos. La excepción son los Estados de Maine y Nebraska, donde los puntos pueden dividirse entre los candidatos. Hay 538 votos electorales en juego, por lo cual se necesitan 270 puntos para ganar la elección. En caso de empate, define el Congreso.
Puntos asegurados
El núcleo duro del partido republicanos representa aproximadamente 170 votos electorales y se concentra, principalmente, en los Estados rurales del centro y sur del país. Por su parte, los demócratas tienen asegurados 213 votos electorales, que se concentran en la costa noreste —Nueva York, New Jersey, Massachusets, Virginia—, y en la costa Oeste —California, Oregon, Washington—.
Existe un segundo grupo de Estados cuyos resultados parecen bastante previsibles, para uno u otro lado. Georgia y Ohio, que aportan 34 votos electorales, se inclinan hacia el bando republicano. En Nevada, New Hampshire y Minnesota, que suman 20 votos electorales, es más probable que ganen los demócratas. Si este resultado se confirmara, la elección estaría 233 contra 204, a favor de los demócratas. Pero quedan 101 votos electorales aún en juego.
Es interesante detenerse en este punto. En las presidenciales de 2016, Donald Trump ganó por 306 votos contra 232. Esto fue así porque el Partido Republicano triunfó en todos los Estados que hoy están en disputa, los battlegrounds. Incluso logró un punto extra en Maine, un pequeño Estado afín a los demócratas que divide sus cuatro puntos en distintas secciones electorales.
Battlegrounds
La pregunta es si Trump puede repetir la performance de 2016 y ganar los battlegrounds o al si al menos va a poder juntar 66 de los 101 votos electorales que necesita para la reelección. Los puntos en juego se reparten de la siguiente manera: 29 Florida, 20 Pennsylvania, 16 Michigan, 15 North Carolina, 11 Arizona y 10 Wisconsin. Para que Trump sea reelecto, muchos republicanos confían en la estrategia tres más uno. ¿En qué consiste? Ganar en Arizona y North Carolina, de tendencia republicana, pero también en Florida, escenario de las batallas electorales más parejas de los últimos años. Esos son los tres. Pero necesita uno más: alguno de los otros Estados en juego, que habían sido de tendencia demócrata hasta 2016 y que en la última elección se volcaron a favor de Trump.
Las encuestas muestran que es muy difícil que Trump sea reelecto. No solo no le adjudican victorias en ninguno de los Estados que necesita, sino que incluso ponen en duda algunos Estados que forman parte de los puntos considerados seguros. El Partido Republicano está concentrando los esfuerzos en los battlegrounds, descuenta triunfos en todos sus Estados fuertes y muestra números de votos por mail y anticipados que, asegura, favorecen sus chances nacionales. La campaña de Trump cuestiona a las encuestadoras por inexactas —ya habían errado en 2016— y tendenciosas. También habla de un silent majority (mayoría silenciosa), que no se expresa en las encuestas.
A dos semanas de las elecciones el resultado aún está abierto. Los escenarios de las batallas electorales están planteados y el tiempo dirá si tenían razón las encuestadoras o la maquinaria electoral del Partido Republicano. En este contexto, tampoco se pueden descartar los finales disparatados, como una votación del Congreso en caso de empate o una definición de la Corte Suprema, que proclame al ganador tras una batería de reclamos cruzados.