Para los demócratas, la "personalidad espontánea" acerca a la candidata a sus simpatizantes. Getty
Para los demócratas, la "personalidad espontánea" acerca a la candidata a sus simpatizantes. Getty

Estados Unidos entra en modo electoral en unos comicios presidenciales inéditos y cruciales por el contexto actual y con dos candidatos ideológicamente diferentes que dividen al gigante del norte. La gran cita será el próximo 5 de noviembre. En lo que transita de campaña ya hemos tenido suficiente trama al mejor estilo de una serie política hollywoodense. El presidente, Joe Biden, quien ansiaba un segundo mandato, tuvo que bajar su candidatura tras su pésima performance en el único debate presidencial que tuvo contra el expresidente, Donald Trump, sumado a los cuestionamientos de su avanzada edad y la presión de las máximas figuras del Partido Demócrata y aportantes y donantes de campaña como la estrella de cine George Clooney. La última vez que sucedió una situación similar, fue en 1968 cuando Lyndon Johnson, también demócrata, renunció a su candidatura, aunque en ese caso fue agobiado y acorralado por el desgaste y rechazó a la Guerra de Vietnam.

Harris renueva la ilusión demócrata

Pasada la tormenta y con la bendición de Biden, la responsabilidad recayó bajo los hombros de la vicepresidenta, Kamala Harris, que generó un aire de frescura y esperanza al electorado demócrata que se vio reflejado en mujeres, jóvenes y afroamericanos. Si bien ha decepcionado por su poco relevante desempeño como vice presidenta, ni bien se supo la noticia de su candidatura los aportes y donaciones económicas para la campaña sumaron la cifra de US$300 millones de dólares.

Además, Harris es la primera mujer afroamericana e indio estadounidense que aspira a llegar a la Casa Blanca. Afable y siempre sonriente, es una abanderada defensora de los derechos civiles. Harris fue tendencia en los medios de comunicación y en las redes sociales provocando, también, que los mítines comenzaran a llenarse de más seguidores.

La elección de Tim Walz

En una jugada arriesgada, Harris tomó la decisión que su compañero de fórmula sea el gobernador de Minnesota, Tim Walz, un desconocido a nivel nacional, pero que generó un efecto positivo con su simpatía y su agenda de gobierno progresista que llevó a cabo en su estado. Walz nació en un pueblo rural en Nebraska, es maestro, amante de las armas y la pesca y veterano militar de la guardia nacional. Fue congresista representando un distrito rural conservador durante doce años. Asimismo, es uno de los lideres del partido en el medio oeste del país. Frente al ejecutivo de Minnesota impuso la matrícula universitaria gratuita para estudiantes de bajos ingresos, comidas gratuitas para escolares, marihuana recreativa legal, protecciones para personas transgénero, defensor del aborto y es promotor de las energías renovables con un plan ambicioso para que su estado dependa 100% de electricidad renovable para  el año 2040.

La elección de Walz se puede entender necesaria para disputar el voto del medio oeste principalmente los estados disputados de Wisconsin y Michigan, y disputar el voto blanco rural que ha votado en su momento a Trump. Sin rodeos, Walz maestro de 60 años, calificó de “raros” a Trump y su compañero de fórmula Vance, “quienes se muestran a favor y entiende al trabajador cuando en realidad son millonarios”.

Trump pierde el foco tras el atendado

Del otro lado, el expresidente Donald Trump se apalanca en la imagen de un candidato vigoroso, fuerte y enérgico en contraposición de los diferentes momentos de traspiés de Biden. Semanas atrás, en el intento de magnicidio, el magnate vivió un momento de gloria que quedó reflejado en los flashes de las cámaras con la oreja ensangrentada y su puño en alto mostrando un líder poderoso a prueba de todo. La estrategia de campaña utilizó esa postal heroica y mostraban resultados favorables. La mayoría de las encuestas coincidían de la clara ventaja del republicano sobre Biden, incluidas en los estados pendulares que definen la elección.

Trump envalentonado, a mediados de julio, tuvo su apoteosis en la Convención Republicana en Milwaukee con un discurso récord de casi dos horas de duración con mensajes de unidad, pero al mismo tiempo atacando y señalando de incompetente a Biden. Además, Trump presentó a su compañero en el ticket electoral el senador de Ohio, James David Vance, de 39 años y exmarine que combatió en Irak, proveniente de una familia pobre que fue criado por sus abuelos. Vance, tras su paso con honores por la Universidad Estatal en Ohio, logró una beca para estudiar en la Universidad de Yale donde se graduó de abogado. Luego se dedicó a la industria de la tecnología como capitalista de riesgo y dirigió la empresa Mithril Capital propiedad de Peter Thiel. También, incursionó como escritor con gran éxito.  Lo llamativo en Vance fue su cambio de posición con respecto a lo que opinaba de Trump: «voy y vengo entre pensar que Trump es un imbécil cínico como Nixon que no sería tan malo (e incluso podría resultar útil) o que es el Hitler de Estados Unidos», escribió Vance en un mensaje a un amigo en 2016. Reconvertido en trumpista, es un fiel simpatizante de MAGA (Make America Great Again), conversó católico conservador con posiciones extrema contra el aborto y la unión civil entre personas del mismo sexo.

La elección de Vance no generó el mismo efecto positivo que Walz y al igual que la aparición de Harris, ha puesto a la campaña de Trump en alerta y con la misión de reconfigurar la estrategia para atacar a la dupla demócrata.

Las últimas encuestas

Las recientes encuestas The New York Times y Siena College arroja que Harris supera a Trump por cuatro puntos porcentuales en Wisconsin, Pensilvania y Michigan, 50% frente a 46% entre los votantes probables en cada estado.

En tanto el promedio de las encuestas nacionales de FiveThirtyEight, uno de los principales sitios de análisis de sondeos, ubica a la vicepresidenta Harris como favorita con un 46,1% frente a su rival republicano, el expresidente Donald Trump, con un 43,4%. En la misma línea, el sitio RealClearPolitics presenta un promedio de encuestas donde Harris gana por el 47,6% contra el 47,1 de Trump.

Aún así, es siempre oportuno recordar que en Estados Unidos la elección la gana quien tiene más electores y no más votos totales, y en ese caso la ventaja sería del candidato republicano.

 

Una disputa encarnizada hasta el final

En un país polarizado donde la brecha es cada vez más amplia y algunos analistas apocalípticos advierten de una posible guerra civil, exagerados, la lucha se centrará en una elección tenaz y encarnizada. Desde ya, Trump comenzó con sus típicos ataques contra la persona de Harris a la que consideró “loca” y “tonta” y de manera insólita cuestionó su ascendencia negra. Estrategia agresiva que nos tiene acostumbrados Trump, que solo hacen eco en su electorado y no en los moderados e independientes. En sintonía con su jefe, Vance hizo comentarios despectivos hacia Harris por no ser madre y a las mujeres que optan no tener hijos las llamó “señoras de los gatos”. El rechazo fue total que obligó a Vance a un raid por los medios para aclarar sus dichos para limpiar su imagen.

Si los republicanos están haciendo énfasis que el ticket electoral demócrata representa el ala más “izquierdista y radical de la historia”, además, de criticar por todo lo que creen ha salido mal durante la Administración Biden, con el foco puesto a la tarea encomendada por la Casa Blanca que le encargó a la vicepresidenta el manejo de la crisis fronteriza en la primera parte del mandato, sin que se produjeran grandes resultados. Siendo la inmigración una de las banderas de Trump, señala a Harris como la culpable e incitadora de querer continuar una “política peligrosa de puertas abiertas”. Aunque las estadísticas muestran que las altas tasas de casos de delitos son cometidos por oriundos estadounidenses en vez de inmigrantes, la opinión pública según una encuesta de Gallup el 55% quieren que se reduzca la inmigración.

Trump seguramente explotarán la misma posición contra Walz, que se muestra a favor de dar la ciudadanía a ciertos indocumentados. En su postura Walz dijo que con dispositivos electrónicos y más personal fronterizo se puede regularizar el ingreso de indocumentados, por eso, considera ridículo la idea del muro que propone Trump. En su estado Minnesota, Walz permitió dar licencias de conducir a ciudadanos independientemente de su estatus migratorio.

El otro enfoque de ataque de Trump será la economía, aunque los números muestran que creció 2,8% en el segundo trimestre del año, más de lo esperado, la inflación se sitúa al 3% y hay pleno empleo, sin embargo, la sensación es otra para la población según varias encuestas y ese es un caballito de batalla que el magnate suele explotar comparando su administración dejando de lado lo desastroso de su último año en materia económica, sanitaria y su postura de no reconocer su derrota electoral frente a Biden.

Por ahora, los ataques a los que nos tiene acostumbrados Trump no hacen efecto. Preocupa y mucho a los republicanos. Parece no encontrar un punto débil a la fórmula demócrata. Encima, del 19 al 22 de agosto, los demócratas tendrán toda la atención de los medios y las redes sociales con la celebración de su convención partidaria en Chicago. Se espera que el evento sea una fiesta y aún más ensalce a la fórmula presidencial.

Arrinconada la campaña del expresidente solicitó varios debates. Por lo pronto el primero, que ya estaba pautado entre Trump contra Biden, será el 10 de septiembre. Allí, Trump y Harris, se verán las caras por primera vez y será clave sus desempeños en esta carrera reñida y ajustada para seducir a los indecisos que en definitiva son los que inclinan la balanza hacia un ganador.