China
El académico y sinólogo argentino, Jorge Malena. / Xinhua

El despegue económico de China es el hecho más trascendente para América Latina en los últimos 30 años. Por eso despierta tanto temor el riesgo de una desaceleración de su crecimiento. La crisis de la inmobiliaria más grande del país, Evergrande, encendió las alertas. La República Popular enfrenta desafíos diversos, como la burbuja inmobiliaria, las amenazas embientales y el envejecimiento de la población, advierte el sinólogo Jorge Malena en entrevista con Visión Desarrollista. A pesar de las dudas, China sigue siendo un país en ascenso y eso provoca tensiones con las potencias occidentales. América Latina se enfrenta a un contexto internacional más disputado que debe leer con cuidado. El éxito de China se mide en la reducción de la pobreza y la previsión de que en 2030 se convierta en la economía más grande del mundo. «La experiencia China demuestra que existe un nuevo modelo de desarrollo», asegura Malena, director del programa ejecutivo sobre China contemporánea de la Universidad Católica Argentina (UCA) y Director del Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

La crisis de la empresa Evergrande generó preocupación sobre la marcha de la economía china. ¿Puede ser el comienzo de una crisis mayor?

China Evergrande Group es una de las principales inmobiliarias del país. Sufre una crisis de liquidez que no solo puede llevar a la quiebra de la compañía, sino arrastrar a gran parte del sector de la construcción en China. La respuesta gubernamental ha sido importante: el Banco Popular de China inyectó 200.000 millones de yuanes en el sistema bancario. Quizás a China aún no le haya llegado el momento Lehman Brothers porque el régimen cuenta con funcionarios que tienen poder suficiente para persuadir a las empresas para que colaboren, más los recursos para compensar a empleados, acreedores, compradores de departamentos y contratistas, junto a los medios coercitivos para evitar reacciones si las cifras del resarcimiento no son las esperadas.

¿Por qué llegó Evergrande a esta situación?

Evergrande hizo uso del crédito fácil para construir edificios que vendía antes de estar concluidos, tras lo cual ponía en marcha nuevas obras. Siempre apoyándose en su capacidad de acceder a créditos en condiciones favorables. Continuó expandiéndose a otros ámbitos como las finanzas, el fútbol, los vehículos eléctricos, la producción de alimentos y bebidas. Sin embargo, desde el año 2020, como resultado de nuevas políticas del gobierno para limitar los riesgos del uso abusivo del crédito, debió hacer frente a controles destinados a evitar el endeudamiento excesivo del sector inmobiliario. Las medidas incluyeron la prohibición de vender por adelantado sus proyectos, circunstancia que afectó la liquidez de Evergrande.

¿Cómo evaluás la gestión económica del gobierno de Xi Jinping?

El partido liderado por Xi Jinping logró terminar con la pobreza extrema porque supo aprovechar los beneficios de la globalización. Sin embargo, la labor gubernamental tiene por delante nuevos desafíos que enfrentar, como la desaceleración del crecimiento económico, la burbuja inmobiliaria, las amenazas ambientales, el envejecimiento de la población y las deudas impagas.

Las relaciones con EEUU se deterioraron durante la administración Trump. ¿Qué cambió con Biden?

La asunción de Joe Biden generó curiosidad sobre si se recompondrían los lazos con China o se mantendría la estrategia de contención. La expectativa incluyó si sería restaurada la alianza de Washington con la Unión Europea y la OTAN para poner freno a todo accionar disruptivo de China. La realidad nos mostró este año que en la puja entre Washington y Pekín por la transición hegemónica internacional no solo compiten por el comercio, la tecnología y valores, sino también por aliados. Ya en diciembre del año pasado, los Estados miembro de la OTAN se reunieron con Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur para analizar la situación de la seguridad en el Este de Asia y cómo la alianza podría comprometerse en el Asia Pacífico. Tras este diálogo fue presentado un documento de reflexión, atribuido a un grupo de expertos, denominado La OTAN en 2030: Unidos por una Nueva Era. El informe puso un énfasis inusitado en China, país sobre el cual la alianza atlántica no había discutido formalmente hasta el año pasado.

¿Hay una decisión de la OTAN de confrontar con China?

Existe la visión en la OTAN sobre que el ascenso de China es el cambio más grande y de mayor trascendencia en el ámbito estratégico. Y de que la alianza lo debe tener en cuenta. El informe expresa: «La magnitud y el alcance del poder chino plantean grandes desafíos a las sociedades democráticas, debido a la evolución de ese país hacia un mayor autoritarismo y la extensión de sus ambiciones territoriales». En similar sintonía, el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, habitualmente conocido con el Quad, compuesto por EEUU, Japón, Australia e India, mantuvo en abril de este año su primera cumbre para tratar la proactividad de China en el Indo-Pacífico. Y recordemos el G7 abordó el 6 de mayo de 2021, en la reunión de cancilleres y ministros de economía, lo que percibe como las principales amenazas que enfrenta: China, Rusia y la pandemia de coronavirus. El comunicado de esta cumbre expresa que China es responsable de abusos a los derechos humanos y de utilizar su influencia económica para intimidar a otros Estados, por lo cual el G7 debe promover acciones colectivas para detener lo que define como «las políticas económicas coercitivas» de China. Este proceso de conformación de un bloque occidental antichino se vió coronado con el reciente anuncio del AUKUS, el acuerdo entre Australia, el Reino Unido y los EE UU  para proveer submarinos de propulsión nuclear al país de Oceanía.

¿China qué responde a estas acusaciones?

Pekín dice que los líderes occidentales poseen una mentalidad posimperial que los lleva a pensar que pueden actuar como policías globales. La portavoz de la cancillería china dijo que la política hegemónica sigue poniendo en peligro la seguridad y la estabilidad mundiales, y que la OTAN tiene una «deuda de sangre» con China.

¿Cómo afecta esta tensión a los países de América Latina? 

Los lazos con China representan un desafío diplomático cada vez más sensible para los países latinoamericanos, considerando las tensiones aún existentes entre EEUU y la República Popular China. Los gobiernos latinoamericanos tienen el desafío de enfrentar los efectos sanitarios y económicos de la pandemia, a lo que se suma el dilema de qué posición internacional asumir como subcontinente ubicado en la intersección de un camino que es transitado por un hegemón que ha desatendido las relaciones con sus vecinos y una desafiante potencia en ascenso.

¿China puede ser un modelo de desarrollo a seguir por otros países subdesarrollados?

La experiencia china desde 1978 demuestra que existe nuevo modelo de desarrollo. En la llamada Era de Deng Xiaoping China implementó la «reforma y apertura económica» mediante la cual tuvo lugar un cambio diametral en la estrategia de crecimiento económico abrazado por el Partido Comunista Chino desde 1949. Durante la primera década de la era denguista, China logró salir de la situación de economía cerrada, desequilibrada y estancada para lograr la armonización gradual de las variables económicas. Luego, entre fines de los ochentas y principios de los noventas, se produjeron acontecimientos internos y globales que pusieron a prueba al Partido Comunista, como los incidentes cruentos en la Plaza Tiananmen de junio de 1989 y el colapso del bloque comunista, los cuales desencadenaron una crisis existencial en el partido.

¿Cómo logró superar esa crisis?

A partir la década de 1990, el Partido Comunista Chino se reinventó a sí mismo, guiando el país hacia la riqueza y alimentando un sentimiento de orgullo nacional. La República Popular logró incorporar porciones de la población a niveles de vida medios. Al comienzo del siglo XXI, el partido demostró capacidad para responder a las tensiones provocadas por el vertiginoso ascenso económico del país. Para lograr todo ello, China tuvo una clase dirigente que comprendió cómo funciona el mundo y cuáles eran los intereses del país, que diseñó un plan de crecimiento acorde con sus capacidades materiales y características culturales.

¿Cómo se entiende de que haya un gobierno comunista con una economía capitalista? 

La autocracia desarrollista, como fue definida por Pei Minxin, es una de las conceptualizaciones más precisas del modelo político y económico de la China actual. Este modelo se apoya en la existencia de una elite que accede al poder a partir de su adhesión al Partido Comunista Chino y su talento. En la República Popular, los talentos políticos son elegidos por el partido gobernante para ocupar los cargos públicos. En las últimas dos décadas, la exigencia de un mayor grado de especialización, convirtió a la meritocracia en tecnocracia.

¿Creés que China puede ir hacia una apertura política y una democracia tipo occidental?

El gobierno chino afirma que en el país se practica la democracia consultiva. La misma consistiría en que el partido consulta a las fuerzas sociales, económicas y políticas cuáles deben ser las políticas a adoptar por el gobierno. Estas fuerzas se encuentran reunidas en un órgano de poder, llamado la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Por lo tanto, la visión occidental consistente en albergar el deseo de que una reforma económica devenga en apertura política es sólo parte de un ideario enraizado en estas latitudes.

La Nueva Ruta de la Seda es el mayor proyecto geopolítico de China. ¿Cómo impacta en América Latina?

La Iniciativa de la Franja y La Ruta (IFR) abarca ferrocarriles, autopistas, puertos y ductos, pero también hay un complemento digital, llamado la Ruta de la Seda de la Información. El hemisferio occidental estuvo ausente en los primeros documentos de la IFR, que comprendieron Asia, Europa y África. En mayo de 2017, el Primer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional se llevó a cabo en Pekín y su comunicado conjunto del 16 de mayo declaró que la IFR estaba abierta a otras regiones, incluida América del Sur. La invitación para países de América Latina se formalizó en el Foro China-Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, conocido por sus siglas China-CELAC, en enero de 2018. En esta reunión, el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, presentó la IFR y afirmó que América Latina era su «extensión natural». De todos modos, desde 2009 China viene desarrollando aceleradamente la cooperación financiera con países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela en materia de construcción de infraestructura.

La idea de «extensión natural» suena preocupante. ¿Ves un riesgo para la región detrás de esta iniciativa?

Para que la IFR resulte exitosa es esencial que China proponga proyectos beneficiosos para ambas partes, priorice la transparencia, se asocie con compañías locales, emplee insumos del país anfitrión, ponga énfasis en las evaluaciones del impacto ambiental y comprenda la cultura nativa. Es la forma de evitar que las obras repliquen esquemas neocoloniales, generen actos de corrupción y provoquen resistencias tanto ecologista como sindical. En este contexto, es central que China y Argentina se apeguen estrictamente a la legislación y los contratos, efectúen tareas de consulta y coordinación, se guíen por los principios de planificación compartida e implementación conjunta, y hagan uso de estrictos mecanismos de control y evaluación.


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