El primer debate presidencial de EEUU despertaba gran expectativa. La confrontación cara a cara entre Donald Trump y Joe Biden fue este martes en la Universidad Case Western Reserve de Cleveland, en el Estado de Ohio. La previa fue calentando el ambiente entre los candidatos, que cruzaron duros ataques en un contexto donde la sociedad americana está muy dividida, en una campaña atípica por las crisis del COVID-19, la economía en recesión y las múltiples marchas de Black Lives Matter en las principales ciudades. Fueron 90 minutos de un debate áspero, con mucha artillería verbal, sin contenido político y carente de ideas.
Por momentos fue intenso, con condimentos picantes por parte de ambos candidatos. Ni bien se vieron, esquivaron el saludo corporal por las precauciones contra el coronavirus. Trump, en vez de confrontar con Biden, tuvo varios cruces con el moderador Chris Wallace, de la cadena conservadora Fox News, con antecedentes de pelearse varias veces con el primer mandatario.
Los temas que habían sido pautados para este debate fueron las experiencias pasadas de Trump y de Biden, la Corte Suprema, el coronavirus, la economía, la cuestión racial y la violencia en las ciudades y la integridad de las elecciones.
Trump se vio nervioso, desconcertado y por momentos enredado en sus respuestas y chocando con la indiferencia que le hizo sentir el candidato demócrata Joe Biden. El primer tema a tratar fue la vacante en la Corte Suprema, donde Trump defendió su decisión de nominar a Amy Coney Barret porque «las elecciones tienen consecuencias». Y agregó: «No fui elegido para un período de tres años, sino uno de cuatro. Somos la mayoría en el Senado. Tengo el derecho de hacerlo». En cambio, Biden manifestó que «el pueblo estadounidense tiene el derecho a decidir cuando voten por senadores y el presidente». «Deberíamos esperar a ver el resultado», sentenció.
En el segundo segmento debatieron sobre la crisis del Covid- 19. Biden atacó con dureza a su rival, al que acusó de no tener un plan de contingencia para luchar contra la enfermedad. Trump citó cifras positivas que adjudicó al hecho de haber actuado con determinación y acusó a su rival de querer cerrar el país y hundir la economía.
Con voz calmada y siempre mirando a la cámara —al electorado—, Biden mantuvo tranquilidad y compostura durante todo el debate, excepto en dos ocasiones: cuando cuestionó a Trump y le dijo era «el peor presidente de la historia de Estados Unidos» y cuando describió al magnate inmobiliario como un verdadero «payaso». Trump contratacó con tibieza y trató a Biden de ser una persona poco inteligente por sus bajas calificaciones en la universidad.
La economía y la grieta
Al hablar de economía, Trump expuso sus logros en el área y lanzó una ironía en referencia a las décadas de carrera política de Biden: «En 47 meses he hecho más que lo que has hecho en 47 años». El demócrata hizo hincapié que su plan económico va a crear siete millones más de puestos de trabajo que los que el republicano creó en su gestión. El moderador cuestionó al presidente Trump sobre el reporte del periódico New York Times que reveló sus declaraciones impositivas —una de ellas muestra que el presidente pagó 750 dólares en impuestos a las ganancias federales en 2016 y 2017—. Trump respondió que la acusación era falsa y que «pagó millones». Biden, por su parte, lo retó a que publicara los documentos, pero Trump se defendió y dijo que lo hará «cuando estén listas las auditorías en proceso».
El debate no solo fue deslucido, sino que tuvo lugar para una bajeza de Trump. El presidente de EEUU acusó de cocainómano al hijo de Biden y de hacer negocios oscuros usando la influencia de su padre con el alcalde de Moscú. Biden aprovechó el ataque personal de Trump para mostrar un costado más humano. Admitió que su hijo Hunter Biden había tenido problemas con las drogas, pero que estaba trabajando para recuperarse. «Estoy orgulloso de mi hijo», destacó. Biden también recordó a su otro hijo, Beau Biden, quien sirvió al Ejército norteamericano en Irak y falleció en 2015 de cáncer.
El tema de la división actual en la sociedad se tocó dentro del marco del racismo y la violencia latente. Ambos candidatos se lanzaron dardos de ser los responsables de la «grieta americana». Trump sacó a relucir su lema de campaña de ley y orden para acusar al demócrata en varios pasajes del debate de no respetar y entender el concepto.
El debate de Cleveland quizás será recordado por su virulencia y animosidad. El gran perdedor fue el electorado por el muy poco contenido de planes de gobiernos y la ausencia política. Trump estuvo desconocido por momentos, apagado y más concentrado en pelear con el moderador que enfrentar a su contrincante. Biden, en cambio, se mostró más sólido con cierta templanza que derrapó en sólo dos ocasiones. El paso del primer debate dejó sabor a poco. Se verán las caras dos veces más antes de las elecciones, en los debates de Miami y Nashville a mediados de octubre.