Frondizi
El presidente Arturo Frondizi vota en las elecciones de 1960. /Archivo General de la Nación

El mayor déficit político de Argentina es la falta de acuerdos amplios para el desarrollo. Es así desde hace décadas, como destaca Rogelio Frigerio en la entrevista con Visión Desarrollista. Construir consensos es una propuesta recurrente de los partidos, pero a la hora de gobernar terminan encerrados sobre sí mismos. La situación se agrava cuando la oposición de turno muestra falta de convicción en la convivencia democrática y republicana y se embarca en un ataque sistemático contra el gobierno. Es un error que cometen las fuerzas más convocantes, desde el peronismo y el radicalismo hasta los nuevos partidos. Pero no fue siempre así. Un ejemplo claro que sobresale en la historia es la presidencia de Arturo Frondizi.

Hace más de 62 años, Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio [abuelo] entendieron que la única salida era la unidad nacional. Era más difícil entonces que ahora: la Revolución Libertadora había derrocado a Juan Domingo Perón menos de tres años antes y la dictadura gobernaba el país. Frondizi supo dejar de lado lo que había sufrido en carne propia del autoritarismo del gobierno de Perón y llegó a un pacto con el líder justicialista. Esto costó la división de la Unión Cívica Radical (UCR), que Frondizi presidía.

Frigerio defendió la necesidad de acordar con Perón a pesar de que Frondizi podía ganar las elecciones sin ese apoyo. El objetivo era ampliar el volumen político del nuevo gobierno. El pacto incluía puntos específicos que debían cumplirse y que estaban alineados con el programa de Frondizi de paz social, legalidad para todos y desarrollo económico. Frondizi cumplió con lo acordado: dictó una amnistía política amplia; impulsó la Ley de Asociaciones Profesionales, que devolvió el control de la CGT a los representantes legítimos; derogó el decreto 4.161, que prohibía invocar los nombres de Juan Domingo Perón, Eva Perón y el Partido Justicialista; y levantó la proscripción electoral.

Desarrollo y estabilización

Cuando Frondizi asumió, la economía estaba en picada. La producción agropecuaria había caído con fuerza en los años del peronismo. El país había registrado siete años de déficits comerciales importantes entre 1949 y 1958. La industrialización por sustitución de importaciones había tocado un límite por la creciente necesidad de importar repuestos y equipos. De todos modos, en cumplimiento de una promesa de campaña, Frondizi concedió un aumento del 60% de los salarios básicos de convenio, congelados desde 1956. Lo financió con gran laxitud fiscal: el déficit de ese año alcanzó el 9% del PBI y fue cubierto con emisión monetaria. Pese a los controles cambiaros, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo bordeó el 180%. Para diciembre de 1958, la inflación había consumido todo el aumento salarial y el año cerró con una caída del PBI de 6,5%.

El 29 de diciembre de 1958, Frondizi anunció el Plan de desarrollo y estabilización. Fue «el ajuste económico más ortodoxo de la historia argentina», según el historiador Roberto Cortés Conde. La cotización del dólar libre comenzó 1959 en 65 pesos y a mediados de año ya estaba en 100 pesos; más de 50% de devaluación en seis meses. Fue entonces cuando asumió Álvaro Alsogaray como ministro de Economía, con respaldo militar, y convocó a «pasar el invierno». Por primera vez en la historia argentina la inflación fue de tres dígitos: 117,3%. Pero el plan dio resultados muy rápido. En los dos años siguientes la economía creció un 8% anual y la brecha cambiaria desapareció. El diario británico Financial Times declaró al peso argentino «moneda del año» en 1960.

Aunque fue exitoso en el ordenamiento macroeconómico, el gobierno de Frondizi es recordado por otro pilar de su política: el programa de desarrollo. Cuando lanzó el Plan de desarrollo y estabilización en diciembre de 1958, ya estaban en marcha las principales políticas desarrollistas. La Batalla del Petróleo logró en 30 meses el autoabastecimiento energético. La producción petrolera se triplicó y pasó de 5,6 millones a 16 millones de toneladas anuales. Consiguió en dos años y medio lo que YPF había perseguido en vano durante medio siglo. Frondizi dio impulso a las industrias siderúrgica, automotriz, petroquímica y de maquinarias. Entre los logros del gobierno desarrollista también se destacan el incremento de la radicación de capitales extranjeros y la creación de Yacimientos Carboníferos Fiscales, además de la ley de enseñanza libre, la sanción del estatuto docente y la derogación de la Ley de Residencia. Entre muchos otros.

El ritmo es parte del programa

El programa de transformación de Frondizi fue posible gracias al músculo político inicial que aportó el pacto con Perón. Este respaldo permitió imprimirle el ritmo necesario para que los cambios se concretaran. El ritmo era parte del programa y fue tan decisivo que el desarrollo no se paralizó a pesar del ajuste económico.

El programa de desarrollo estuvo acompañado de una política amplia que replanteó la inserción de Argentina en el mundo. En el plano internacional, la agenda estuvo centrada en la búsqueda de acuerdos políticos y económicos. Frondizi fue el primer mandatario argentino que viajó a India, Japón y Tailandia. Junto a su par brasileño, Janio Quadros, impulsó un mercado común en el continente. La Cumbre de Uruguayana es el primer antecedente del Mercosur, que fue creado 32 años después. Frondizi se reunió con grandes estadistas mundiales, como los presidentes estadounidenses Dwight Eisenhower y John F. Kennedy, el francés De Gaulle y el alemán Konrad Adenauer.

El historiados Félix Luna definió al gobierno de Frondizi como «el intento más inteligente y coherente para revertir la realidad argentina con un sentido creativo y de futuro. Probablemente muchas de sus propuestas fueron prematuras y no fue entendido en su concepción». Frondizi fue un adelantado de su tiempo, explica Luna. Fue el último estadista de Argentina, pero tuvo que esperar décadas para ser reivindicado, incluso por sus detractores y los golpistas que lo derrocaron.

El fracaso de Frondizi explica la decadencia de Argentina. El país estaba sumido en 1958 en una profunda división política. Frondizi tuvo una visión clara y una propuesta audaz cambiar la historia. Su intento fue frustrado por las fuerzas reaccionarias y el país se hundió en las décadas siguientes en el enfrentamiento y una crisis cada vez más honda. Argentina necesita una reflexión profunda y democrática para comprender las causas de la crisis y la naturaleza del conflicto político. De esta reflexión deberá surgir un nuevo contrato social que tome como fundamento una política de Estado para el desarrollo sustentable.