El Gobierno Nacional llega golpeado a las elecciones del próximo domingo. El Frente de Todos está dividido y las internas tras la derrota de las primarias del 12 de septiembre están en plena ebullición. A pesar de los intentos de Alberto Fernández de marcar una agenda positiva en el plano internacional, su gestión se mantiene alejada de los ciudadanos y no logra dar respuesta a sus preocupaciones principales.
El foco de la semana previa a los comicios se concentró en la inseguridad en el conurbano bonaerense, con epicentro en La Matanza, un municipio gobernado por el peronismo hace 38 años ininterrumpidos. La escena es siempre la misma: familias destrozadas sin consuelo y marchas de vecinos pidiendo justicia y seguridad, en el medio la represión policial a la protesta. Las fuerzas de seguridad reclaman que tienen las manos atadas para actuar como es debido ante la inseguridad, mientras que la Justicia, en ocasiones, da la espalda a las victimas con sus fallos polémicos.
A pesar de la atención mediática que despertó en los últimos días el asesinato del kiosquero de Ramos Mejía, la inseguridad se extiende más allá del conurbano. El narcotráfico y la violencia desbordan Rosario, que registró en septiembre un asesinato cada 28 horas. Una serie de ataques incendiarios sacudió Río de Negro y Chubut, llevados a cabo por grupos violentos autoproclamados mapuches y con un discuro separatista. Ante el pedido de apoyo de la gobernadora de Río de Negro, Arabela Carreras, el presidente envió una carta en la que aseguraba que no era «función del Gobierno Nacional reforzar el control en las rutas nacionales o brindar mayor seguridad a la región». Un mensaje difícil de comprender, en especial porque el Gobierno envió finalmente a Gendarmería a Río de Negro. Tan difícil de comprender como las declaraciones de Fernández cuando asegura que Córdoba no está integrada al país porque no votan a su fuerza política.
En el ámbito económico siguen los malos resultados, que fueron una de las principales causas de la derrota de septiembre. La inflación alcanzó en octubre el 3,5% y acumula 41,8% en lo que va del año. Sin un plan económico, el Gobierno implementó un congelamiento de precios para paliar la situación. Ideas arcaicas que han fracasado a lo largo de la historia desde los tiempos del emperador romano Diocleciano.
El dólar parece no tener techos, con alzas consecutivas en los últimos días. El dólar blue marcó un nuevo récord en su cotización a 206. En este complejo escenario, el presidente sigue manteniendo que se «tomará el tiempo que haga falta» para llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Señales ambiguas para tiempos urgentes.
La agenda internacional
El Gobierno Nacional buscó afuera lo que no podía encontrar adentro: una vidriera para mostrar anuncios positivos. Las reuniones del G20 y el COP26, sin embargo, no cosecharon grandes resultados. Logró fotografiarse con el presidente estadounidense Joe Biden y la canciller alemana Angela Merkel, pero fueron solo un encuentros de pasillo. La única reunión bilateral que pudo concretar fue con su par francés, Emmanuel Macron. El dato curioso fue cómo comunicó cada mandatario el contenido de la reunión. Macron tuiteó que hablaron sobre la crisis en Venezuela y Nicaragua y sobre la necesidad de dejar de subsidiar combustibles fósiles. Fernández, en cambio, difundió que en el encuentro se discutió sobre la negociación de la deuda que Argentina mantiene con el FMI, el Acuerdo de París, la acción climática y la preservación de la biodiversidad, la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género.
El pasado domingo se celebraron en Nicaragua unas elecciones muy cuestionadas. Siete líderes de la oposición que aspiraban a postularse a la presidencia fueron detenidos y tres partidos prohibidos. El Frente Sandinista de Liberación Nacional obtuvo el 75% de los votos. El resultado fue repudiado por actores tan diversos como el presidente peruano Pedro Castillo y el mandatario de EEUU, Joe Biden. La cancillería argentina, en cambio, apeló al principio de la no intervención de asuntos internos de otros países para evitar un pronunciamiento sobre el tema. Como si la deriva autoritaria del régimen de Daniel Ortega no ameritara ningún posicionamiento.
La noticia más resonante durante la gira presidencial por Europa vino de la mano del excapitán de Los Pumas, Augustín Pichot. Fue el anuncio de que la empresa australiana Fortescue Future Industries (FFI) prevé invertir 8.400 millones de dólares para producir hidrógeno verde en Sierra Grande, Río Negro. Se conoce poco sobre el proyecto por el momento, pero se sabe que, si se concretara, en 2022 comenzaría una prueba piloto y recién en 2025 iniciaría la producción en escala, que tendría como destino la exportación. La inversión más importante, por lo tanto, se realizaría entre 2025 y 2030.
El frente interno
El frente de Todos cerró la campaña este jueves en Merlo con sus dos máximo exponentes en el escenario, Alberto y Cristina Fernández. La vicepresidenta, sin embargo, mantuvo un mutis sugestivo. El presidente, en cambio, se esforzó por destacar los logros de su gestión. Un discurso difícil de compaginar con la realidad.
El resultado de las primarias desnudó la tensión interna de la coalición de gobierno. Por eso hay preocupación por los comicios del próximo domingo. Si se repitera la derrota de las PASO, ¿quién sería el culpable? ¿Cómo reaccionará el kirchnerismo si cae derrotado en su bastión electoral la Provincia de Buenos Aires? Los datos marcan que el Frente de Todos perdió entre las generales de 2019 y las últimas primarias 2.500.000 votos. Dicho de otro modo: en dos años de gestión el kirchnerismo sacrificó el 47% de los votos en su principal base electoral. Ante los resultados adversos se lanzó una serie de alivios económicos —que parte de la prensa llamó el operativo platita— con la intención de recuperar los votos perdidos.
La ausencia más notoria en el escenario del acto de cierre fue la de Máximo Kirchner. Quienes sí estuvieron junto al presidente y la vicepresidenta fueron Sergio Massa y Axel Kicillof, a pesar de que ambos tuvieron poca participación en la campaña. El presidente de la Cámara de Diputados es uno de los principales socios del Frente de Todos, pero se limitó a proponer, de manera tibia, que se convocara a un dialogo con la oposición después de las elecciones.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, sufrió después de las PASO una avanzada dentro de su gestión con el ingreso de intendentes como Martín Insaurralde como jefe de gabinete. La apertura del gobierno a los líderes territoriales fue un intento de Kicillof de acercarse a los intendentes, que se sintieron ninguneados y es posible que no hayan dedicado todo su esfuerzo en las primarias. La atención va a estar puesta el próximo domingo en los partidos bonaerenses donde el peronismo es gobierno y puede perder: Ituzaingó, San Martín, Zárate, Presidente Perón, Moreno, Tigre, Quilmes. La oposición espera también buenos resultados en La Matanza, Avellaneda y Berazategui. En los municipios donde ganó Juntos por el Cambio se espera que los resultados se amplíen, según varias encuestas.
En el resto del país hay una pelea voto a voto por los senadores en La Pampa, Santa Fe y Chubut. Para el Gobierno, principalmente para Cristina Fernández, es fundamental no entregar el quórum en el Senado. Una derrota sería una catástrofe para la vicepresidenta.
El día después
El lunes comienza una etapa de incertidumbre en Argentina. La duda pasa por una posible reacción del kirchnerismo de paladar negro. ¿Habrá una nueva revuelta, con renuncias de los ministros que responden a la vicepresidenta? ¿Avanzará el kirchnerismo sobre los cargos que hoy ocupan los dirigentes más cercanos al presidente? ¿Puede romperse la sociedad entre Alberto y Cristina Fernández? La amenaza de un quiebre del frente gobernante está latente. La otra clave es cómo reaccionaran los gobernadores, si a favor o en contra del presidente.
La CGT, en cambio, adelantó que vaticina tiempos turbulentos y convocó a una marcha en respaldo a Alberto Fernández para el día después de la elección. Con una lista de unidad, la central obrera renovó el jueves su conducción, que quedó integrada por Pablo Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña. No tuvieron eco los pedidos de Cristina Fernández para que Antonio Caló y Sergio Palazzo sean parte de la conducción.
Una tormenta perfecta se acerca al Gobierno. ¿Qué actitud adoptará la oposición? Si avanzara la propuesta de Sergio Massa de establecer una mesa de diálogo, ¿se sentaría para acordar con un oficialismo debilitado? Es probable que la oposición esté dispuesta a dar señales para reducir la incertidumbre y trasmitir el mensaje de que la continuidad del gobierno no está en riesgo. Pero eso no significa un acuerdo nacional sobre los problemas fundamentales del país. Un triunfo de Juntos por el Cambio el domingo abrirá también una discusión dentro de este frente. Son varios los referentes que empezarán a probarse el traje de presidente con la mira al 2023. Desde Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, hasta Gerardo Morales y Alfredo Cornejo.