Prólogo del segundo libro de Eduardo Ferrari del Sel, Arturo Frondizi, el desarrollista del Siglo XXI.
- Leé el libro en línea.
Este segundo libro, escrito entre 2016 y 2017 está basado en una serie de charlas que expuse en un ciclo de formación político organizado por la Juventud Desarrollista de Rosario durante el año 1988.
Como el primer libro, escrito en 2012, tuvo una circulación restringida solo entre los militantes de Rosario y no abarcaba todos los temas polémicos del gobierno de Frondizi, decidí incorporar este segundo libro para darle la difusión necesaria a toda la epopeya desarrollista.
El libro se divide en dos partes.
Primera Parte: «El origen del Desarrollismo a partir de la división del Radicalismo, en 1957»
Arturo Frondizi, presidente del Comité Nacional de la UCR, era el dirigente con más posibilidades de ser el candidato a presidente de la Nación por el partido radical. Los esfuerzos de los sectores duros del gobierno militar por impedir la candidatura de Frondizi provocaron la división del radicalismo y el nacimiento de una «nueva» UCR, prohijada desde la Casa Rosada.
Relato mi versión de estos hechos que pude vivir en forma directa. Hago una reseña histórica de las divisiones de la UCR desde su fundación. También hago referencia a las grandes contradicciones del gobierno peronista en los últimos meses, que culminaron con su derrocamiento. Y una valoración del saldo positivo que dejó como movimiento popular.
Segunda Parte: “El gobierno de Frondizi y sus temas más trascendentes y polémicos”
En esta parte, destaco especialmente los temas más trascendentes y polémicos del gobierno de Frondizi. Fueron trascendentes porque ellos permitieron romper la vieja estructura de país agroimportador para desarrollar un país industrializado e integrado. Y fueron polémicos porque justamente los sectores ligados a esa estructura agroimportadora transformaron cada medida de gobierno en un verdadero escándalo.
Cada acto trascendente del gobierno de Frondizi fue de inmediato teñido de sospechas y acompañado de una profusa campaña de difamación y calumnias. La guerra psicológica que se desató no dejó sector sin abarcar y se ensañó no solamente en Arturo Frondizi sino especialmente en la figura de Rogelio Frigerio y en la de sus principales colaboradores. Y esta guerra psicológica se desarrolló en forma continua antes, durante y hasta varios años después del gobierno de Frondizi.
Antes de 1958, el sector duro del gobierno militar fijó su objetivo en impedir una posible candidatura a presidente de Arturo Frondizi. Y cuando finalmente, a fines de 1956, la Convención Nacional de la UCR por amplia mayoría eligió a Arturo Frondizi candidato a Presidente de la Nación —los sectores minoritarios del partido se habían retirado de dicha Convención, que funcionó con quórum holgado—, desde el gobierna militar estimularon a los sectores disidentes para que se fueran del partido radical para formar una nueva UCR, prohijada desde el mismo gobierno de facto.
A partir de ese momento los ataques a Frondizi recrudecieron desde todos los medios que respondían al oficialismo. La acusación más frecuente era referida al supuesto origen marxista de Frondizi y a la intención solapada de querer «reimplantar la dictadura peronista para crear el caos en connivencia con el comunismo internacional».
Durante los casi 4 años del gobierno de Frondizi fue constante la presión del grupo cívico-militar que el ministro Alfredo Vítolo denominó como «elenco estable del golpismo».
En la segunda parte de este libro dedico un capítulo a detallar cronológicamente los distintos intentos golpistas y los planteos militares, que fueron más de 30, hasta culminar con el derrocamiento del gobierno el 29 de marzo de 1962.
Y después del derrocamiento, de la prisión de Frondizi en la isla Martín García y su liberación un año y medio después, la campaña de persecución, difamación y calumnia llegó a límites insospechados, sobre todo después de la asunción del gobierno minoritario radical de Arturo Illia.
La justicia electoral del gobierno de facto le había quitado la sigla de su partido, UCRI, y todos los bienes partidarios. Al recuperar la libertad Frondizi no tenía partido, y tuvo que empezar de nuevo junto a la mayoría de los dirigentes desarrollistas que también habían sido víctimas de este despojo, con los que constituyó el MID (Movimiento de Integración y Desarrollo). El paso del tiempo no atemperó el odio y la ponzoña de este minoritario grupo de viejos radicales golpistas.
20 años después, en 1983, con el regreso a la democracia, volvieron a la difamación y la calumnia con la deleznable e infamante película «La República Perdida», que mereció el repudio de los peronistas y en especial de los desarrollistas. Rogelio Frigerio, uno de los difamados por dicho relato expresó: «Así no van encontrar la República», y el periódico El Nacional, refiriéndose a sus autores tituló: «Los que perdieron la República». La película se hizo con la dirección de Luis Gregorich y el guión de Enrique Vanoli, un viejo político, que fue justamente muy allegado a Ricardo Balbín, la fuente inspiradora de tanto odio.
El rencor que anidaba en el espíritu de Balbín, fallecido en 1981, contra su viejo «amigo» Frondizi, una amistad que venía de los largos años de militancia y que incluía a sus respectivas familias, no se atenuó ni ante la muerte de Elenita, la única hija de Frondizi. La esperada condolencia de Balbín nunca llegó.
Raúl Alfonsín visitó personalmente a Frondizi para pedirle disculpas por los agravios inferidos al ex presidente en una película en la que el Comité Nacional de la UCR no tenía ninguna responsabilidad. Debo destacar que la mayoría de la nueva generación de radicales, que acompañó a Raúl Alfonsin, no heredó ese espíritu «gorila», golpista y lleno de odios de aquellos radicales del pueblo, nacidos, como partido, bajo la protección de la llamada Revolución Libertadora.
A estos radicales de hoy los eximo de la crítica muy dura que a veces expreso en este libro contra aquellos viejos radicales golpistas.
Leé el libro en línea.